Un Uber para el calor: cómo una nueva plataforma puede ayudar a las industrias a reutilizar el exceso de calor y cumplir los objetivos de descarbonización

Un Uber para el calor: cómo una nueva plataforma puede ayudar a las industrias a reutilizar el exceso de calor y cumplir los objetivos de descarbonización

Mafalda Silva es investigadora principal en elInstituto de Ciencia e Innovación en Ingeniería Mecánica e Industrial(INEGI) de la Universidad de Oporto. Es doctora en Sistemas Energéticos Sostenibles y ha participado y dirigido múltiples proyectos relacionados con la planificación energética y la sostenibilidad. Desde enero de 2022, Silva es coordinadora del proyecto EMB3Rs, financiado por la UE. El proyecto ha desarrollado una plataforma de correspondencia de calor y frío que determina los costes y beneficios relacionados con las rutas de utilización del exceso de calor para la industria y los usuarios finales.

¿Cómo describiría el proyecto EMB3RS a alguien que nunca haya oído hablar de él?

Me gusta pensar en el proyecto EMB3Rs como el Uber del exceso de calor. Hay mucho potencial en la reutilización del exceso de calor. Por un lado, en la industria y fuera de ella (por ejemplo, los servicios), hay muchos productores de calor excedente que no saben qué hacer con esa energía. Por otro lado, también hay mucha demanda, a menudo cercana, de este exceso de calor. Pero la oferta y la demanda no saben que existe la otra parte. EMB3Rs pretende unir estos dos lados y presentar las mejores soluciones para recuperar, transportar y reutilizar el exceso de energía térmica.

¿Y cómo lo consigue el proyecto?

Hemos creado una plataforma en línea capaz de evaluar múltiples escenarios y valorar su viabilidad, tanto técnica como económica. Por ejemplo, tomemos una fábrica de cerámica dentro de un polígono industrial. El proceso de producción genera un exceso de calor que podría suministrar agua caliente a otra fábrica del parque. Utilizando la plataforma EMB3Rs se podría evaluar la viabilidad de reutilizar este exceso de calor dentro del parque y cuál sería la mejor ruta para hacerlo. Y lo que hace que la plataforma sea especialmente única es que identifica la mejor vía para utilizar el exceso de calor de forma integrada, por ejemplo, teniendo en cuenta la dimensión física (dónde se encuentran el proveedor y el consumidor de energía, los recursos disponibles, etc.), la dimensión tecnoeconómica (cuánto costará, qué tecnologías serían necesarias, etc.), pero también una perspectiva de mercado y de modelos de negocio.

Para ello, la plataforma debe alimentarse de mucha información, ¿de dónde procede toda esta información?

Parte de ella la proporciona el usuario, que tiene que introducir algunos datos, en concreto información tanto de la oferta de calor (fuentes) como de la demanda (sumideros), para que la plataforma pueda ofrecer soluciones a medida. Por ejemplo, si eres una fuente de exceso de calor, necesitas tener una idea de cuánto calor produces y a quién puede ir destinado. Si necesita calor excedente, tendrá que buscar las industrias de su entorno como posibles proveedores de este calor excedente. La otra parte de la información procede de una base de datos integrada en la propia plataforma. De este modo, si hay parámetros muy específicos que no conoces, la plataforma puede recuperarlos de la base de datos y seguir ofreciendo una solución. Por supuesto, disponer de datos de entrada precisos genera soluciones más exactas, pero utilizar datos por defecto puede darte una idea general y, una vez que hayas medido esos parámetros específicos, puedes volver a ejecutar la simulación y obtener una solución más a medida.

Ha utilizado la industria como ejemplo, ¿es el único sector que puede beneficiarse de la plataforma EMB3RS?

La industria en sí es un claro interesado, ya que es un productor obvio de exceso de calor y tiene mucho potencial para reutilizarlo. Especialmente ahora, con los crecientes objetivos de descarbonización y la reciente escalada de los precios de la energía, la reutilización del exceso de calor es sin duda algo que las industrias de toda Europa pueden querer explorar. Pero no es la única. Por ejemplo, si las autoridades locales o regionales están interesadas en planificar la inversión necesaria en nuevas infraestructuras y políticas dentro del sector energético, también pueden beneficiarse de nuestra plataforma. Otro beneficiario es el mundo académico; por ejemplo, la plataforma puede utilizarse para la investigación y la docencia, como herramienta para ayudar a resolver problemas complejos o como parte de cursos académicos como doctorados o másteres.

¿Cuál fue el mayor reto a la hora de desarrollar la plataforma?

La plataforma integra distintos componentes y módulos, cada uno responsable de una tarea diferente (por ejemplo, identificar soluciones y tecnologías de menor coste) que luego se unen como una plataforma completa. El reto era que estos módulos implicaban a distintas partes interesadas y eran desarrollados por distintos socios. Esto significaba que se creaban individualmente y luego teníamos que integrarlos para que pudieran comunicarse entre sí y funcionar como un todo. Y todo este proceso se vio aún más dificultado por la pandemia, cuando de repente tuvimos que poner todo en línea de un día para otro.

El proyecto EMB3Rs terminará pronto, ¿qué pasará entonces con la plataforma?

Estamos discutiendo el plan de explotación de toda la plataforma. Nos gustaría que fuera utilizada en la medida de lo posible por las distintas partes interesadas y que se convirtiera en una herramienta de referencia sobre el terreno. La plataforma seguirá disponible y accesible en línea al menos durante los próximos cinco años.

También hemos creado varios recursos para apoyar su uso continuado, como manuales y un tutorial en vídeo a los que se podrá acceder a través del sitio web del proyecto una vez que sean aprobados por la Comisión Europea.

También nos gustaría seguir desarrollándolo y mejorándolo y hacer nuevas versiones. De hecho, esa es una de las ventajas de que la plataforma sea de código abierto; cualquiera puede acceder al código y adaptarlo a sus necesidades, añadiendo funcionalidades y ayudando a que evolucione.

Mientras tanto, esperamos que adquiera cada vez más renombre. Esto hará que los interesados la conozcan y nos dará cierta estructura para mantenerla viva más allá de esos cinco años iniciales.

Por Dàlia Puig