Casos Prácticos
La Ley de la IA: La configuración del futuro digital de Europa y la transformación del sector energético
Resumen
La Ley de Inteligencia Artificial de la UE (Ley de IA) es un amplio marco legislativo concebido para regular los sistemas de IA en toda la UE. Introduce un sistema de clasificación basado en el riesgo: del riesgo inaceptable al riesgo mínimo. Los sistemas de IA de alto riesgo deben cumplir requisitos estrictos como una sólida gestión de riesgos, datos de alta calidad y supervisión humana antes de entrar en el mercado. La Ley tiene un impacto extraterritorial, ya que se aplica a entidades de fuera de la UE si afectan a ciudadanos de la UE.
Para fomentar un uso fiable de la IA, la Ley exige operaciones transparentes, etiquetando las interacciones de la IA, y prohíbe prácticas de alto riesgo como la puntuación social y el uso indiscriminado de datos biométricos por parte de las fuerzas de seguridad. Las innovaciones y el crecimiento de las PYME se apoyan mediante disposiciones como los "cajones de arena" normativos para probar la IA y mecanismos específicos de apoyo a las PYME.
La Ley de Inteligencia Artificial detalla las medidas de aplicación, con sanciones potenciales por incumplimiento que alcanzan los 30 millones de euros o el 6% de la facturación global. Además, ofrece un sistema de reparación para las personas perjudicadas por los sistemas de IA.
La Ley también tiene implicaciones significativas para el sector de la energía, donde la IA controla la gestión del suministro y optimiza el consumo de energía en todas las industrias. El sector de la energía debe garantizar que los sistemas de IA cumplan los mandatos de precisión y gobernanza de datos. Los sandboxes regulatorios podrían ser fundamentales para probar las aplicaciones de IA en la energía, apoyando la transformación digital de la industria.
En general, la Ley de IA pretende armonizar la regulación de la IA al tiempo que promueve las normas éticas y la innovación, afectando a diversos sectores, incluido el de la energía, y exigiendo ajustes para cumplir con este panorama normativo en evolución.
Abrir artículo completo
La Ley de la IA: La configuración del futuro digital de Europa y la transformación del sector energético
He aquí la pregunta: ¿cuáles son los principales temas de la Ley sobre la IA, que acaba de publicarse en el Diario Oficial y, por tanto, entrará en vigor el 1 de agosto?
¿Y cuáles son las implicaciones principales en los sectores energéticos, tanto del lado de la oferta como de la demanda?
Armonización de la normativa sobre IA en toda la UE
La Ley de Inteligencia Artificial (Ley de IA) representa un hito legislativo destinado a crear un enfoque unificado de la regulación de la IA en toda la Unión Europea. En esencia, la Ley pretende fomentar la innovación al tiempo que salvaguarda los derechos fundamentales y garantiza el desarrollo y uso seguros de los sistemas de IA.
La Ley introduce un enfoque basado en el riesgo, categorizando los sistemas de IA en función de su impacto potencial en la sociedad. Este sistema escalonado va del riesgo inaceptable (prácticas prohibidas) al riesgo mínimo, con las correspondientes obligaciones para desarrolladores y usuarios. Los sistemas de IA de alto riesgo, que plantean riesgos significativos para la salud, la seguridad o los derechos fundamentales, están sujetos a requisitos estrictos antes de poder comercializarse.
Una de las principales características de la Ley es su alcance extraterritorial. Se aplica no sólo a los proveedores y usuarios de la UE, sino también a los de fuera de la UE si sus sistemas de IA afectan a personas de la UE. Este amplio alcance pretende crear unas condiciones equitativas e impedir el arbitraje regulador.
La Ley también establece un marco de gobernanza, que incluye la creación de una Junta Europea de Inteligencia Artificial para facilitar la aplicación coherente del Reglamento. Los Estados miembros deben designar autoridades nacionales competentes para supervisar y hacer cumplir las normas.
Fomentar una IA ética y de confianza
Un objetivo central de la Ley de IA es promover el desarrollo y uso de sistemas de IA fiables y éticos. La legislación establece requisitos clave para los sistemas de IA de alto riesgo, entre ellos:
- Sistemas sólidos de gestión de riesgos
- Datos de entrenamiento y prueba de alta calidad
- Documentación técnica detallada
- Supervisión humana
- Precisión, solidez y ciberseguridad.
Estos requisitos están diseñados para garantizar que los sistemas de IA sean fiables, transparentes y responsables. La Ley también obliga a los proveedores a realizar evaluaciones de conformidad antes de comercializar sistemas de IA de alto riesgo.
La transparencia es un aspecto crucial de la Ley. Los proveedores deben informar a los usuarios cuando interactúan con un sistema de IA, sobre todo en los casos de reconocimiento de emociones o categorización biométrica. También hay disposiciones específicas para los contenidos generados o manipulados por IA (a menudo denominados "deepfakes"), que exigen un etiquetado claro.
La Ley prohíbe ciertas prácticas de IA que se considera que plantean riesgos inaceptables, como el scoring social por parte de las autoridades públicas o el uso de sistemas de identificación biométrica remota "en tiempo real" en espacios de acceso público con fines policiales (con algunas excepciones limitadas).
Fomentar la innovación y el crecimiento de las PYME
Aunque la Ley de Inteligencia Artificial introduce importantes requisitos reglamentarios, también pretende fomentar la innovación y apoyar a las pequeñas y medianas empresas (PYME) en el sector de la inteligencia artificial. La Ley incluye varias disposiciones con este fin:
- Compartimentos estancos reglamentarios: Los Estados miembros están obligados a crear espacios aislados para facilitar el desarrollo y la experimentación de sistemas innovadores de inteligencia artificial con requisitos reglamentarios menos estrictos antes de su comercialización.
- Apoyo a las PYME: la Ley obliga a los Estados miembros a adoptar medidas específicas para apoyar a las PYME y a las empresas de nueva creación, como facilitar el acceso prioritario a los espacios aislados de regulación de la IA y ofrecer información y orientación específicas.
- Códigos de conducta: La Ley fomenta el desarrollo de códigos de conducta para la aplicación voluntaria de los requisitos a los sistemas de IA que no sean de alto riesgo, lo que puede ayudar a las empresas más pequeñas a aplicar las mejores prácticas.
- Normalización: La Ley promueve el desarrollo de normas armonizadas, que pueden simplificar los procesos de cumplimiento, especialmente para las empresas más pequeñas.
Estas medidas están diseñadas para garantizar que el marco regulador no ahogue la innovación ni cree barreras insuperables para los agentes más pequeños del mercado de la IA.
Cumplimiento y sanciones
Para garantizar el cumplimiento de sus disposiciones, la Ley de IA establece un sólido mecanismo de ejecución. Los Estados miembros deben designar una o varias autoridades competentes para supervisar la aplicación y ejecución del Reglamento.
La Ley prevé importantes sanciones en caso de incumplimiento. Las multas pueden alcanzar hasta 30 millones de euros o el 6% del volumen de negocios anual global (la cifra que sea más alta) para las infracciones más graves, como el uso de prácticas de IA prohibidas. Las infracciones menos graves pueden dar lugar a multas de hasta 20 millones de euros o el 4% del volumen de negocios anual global.
La Ley también establece un sistema de vigilancia del mercado, que faculta a las autoridades para acceder a toda la documentación e información necesarias, incluido el código fuente en determinadas circunstancias. Existen disposiciones para la retirada del mercado de los sistemas de IA no conformes.
Y, lo que es más importante, la ley prevé indemnizaciones individuales y colectivas para las personas que hayan sufrido daños a causa de un sistema de IA.
La IA en la energía
El impacto de la Ley de IA va mucho más allá del sector tecnológico, con implicaciones significativas para la industria energética. A medida que el sector energético experimenta una transformación digital, la IA desempeña un papel cada vez más crucial tanto en la gestión de la oferta como de la demanda.
En ellado de la oferta, la IA tiene el potencial de revolucionar la generación, transmisión y distribución de energía. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la IA puede mejorar la predicción del suministro de energía procedente de fuentes renovables, optimizar las operaciones de la red y mejorar los programas de mantenimiento de la infraestructura energética. Por ejemplo, los algoritmos de IA pueden analizar patrones meteorológicos para predecir la producción de energía solar y eólica, permitiendo una integración más eficiente de las renovables en la red.
Los requisitos de la Ley de IA para los sistemas de IA de alto riesgo podrían aplicarse a muchas de estas aplicaciones, en particular a las que intervienen en la gestión de infraestructuras críticas. Las empresas energéticas tendrán que asegurarse de que sus sistemas de IA cumplen las normas de la Ley en materia de precisión, solidez y ciberseguridad. Aunque esto puede aumentar los costes de cumplimiento, también podría dar lugar a sistemas de IA más fiables y dignos de confianza en el sector energético.
Por el lado de la demanda, la IA está transformando los patrones de consumo de energía en la industria, los edificios y el transporte. Los sistemas de edificios inteligentes utilizan la IA para optimizar el uso de la energía, mientras que los procesos industriales aprovechan la IA para una producción eficiente desde el punto de vista energético. En el sector del transporte, la IA es crucial para el desarrollo de infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos y la optimización de la gestión de flotas.
La AIE destaca que los sistemas de gestión de la energía de los edificios basados en IA podrían reducir el consumo de energía hasta un 10% sin grandes inversiones en hardware. En la industria, la IA puede optimizar los procesos para reducir el consumo de energía entre un 5 y un 15%. Es probable que estas aplicaciones estén sujetas a los requisitos de la Ley de IA, sobre todo en lo que respecta a la calidad y transparencia de los datos.
Las disposiciones de la Ley sobre los "cajones de arena" reglamentarios podrían ser especialmente beneficiosas para la innovación en el sector energético. Podrían proporcionar un entorno controlado para probar nuevas aplicaciones de IA en la gestión de la red, la respuesta a la demanda y el comercio de energía.
Sin embargo, el sector de la energía también tendrá que hacer frente a los requisitos de la Ley en materia de gobernanza de datos. Muchas aplicaciones de IA en el sector de la energía se basan en grandes cantidades de datos, incluida información potencialmente sensible sobre patrones de consumo energético. Las empresas energéticas tendrán que asegurarse de que sus prácticas en materia de datos cumplen las disposiciones de la Ley sobre calidad, privacidad y seguridad de los datos.
La Ley de IA también podría acelerar el desarrollo de IA explicable en el sector energético. A medida que las decisiones tomadas por los sistemas de IA se vuelvan más críticas para la infraestructura energética, la capacidad de entender y explicar estas decisiones será crucial. Esto concuerda con el énfasis de la Ley en la transparencia y la supervisión humana.
Perspectivas
La Ley de IA representa un paso importante hacia la creación de un ecosistema de IA armonizado, ético y favorable a la innovación en Europa. Su impacto se dejará sentir en todos los sectores, incluida la energía, donde la IA tiene el potencial de impulsar la transición hacia un sistema energético más sostenible y eficiente. Aunque el cumplimiento de la Ley exigirá esfuerzo e inversión, también representa una oportunidad para generar confianza en los sistemas de IA y liberar todo su potencial. A medida que la Ley avanza hacia su aplicación, las partes interesadas de todos los sectores deben empezar a prepararse ahora para asegurarse de que pueden navegar eficazmente por este nuevo panorama normativo.
Algunas observaciones y una petición al final...
La primera idea de este post (y la segunda sobre el mismo tema...) enlaza con un breve post de LinkedIn de mi viejo amigo Oliver Sueme, socio y abogado especializado en tecnología y datos de Fieldfisher. Y se relaciona obviamente con nuestro trabajo en EEIP sobre Digitalización y específicamente el uso de IA. Se trata de un doble viaje. Estamos compartiendo soluciones y buenas prácticas desde el lado de la oferta y la demanda, al tiempo que exploramos casos de uso para nosotros en EEIP.
Recientemente hemos puesto en marcha nuestra propia Política de Inteligencia Artificial, que consideramos un punto de partida no solo como orientación, sino también como herramienta para determinar qué directrices políticas tienen sentido desde el punto de vista de la confianza, la transparencia y la privacidad. Y en los casos en que estas directrices limiten nuestras oportunidades de crecimiento, abrir el debate para mantener las directrices tal como están por una buena razón, o cambiarlas.
Un caso de uso del PEIE que ya habrás visto es nuestro nuevo concurso para móviles, un juego rápido de 5 preguntas en 45 segundos con tablas de clasificación y precios. En el proyecto EENOVA de la UE utilizamos un concurso como herramienta de participación. Y aquí estamos utilizando herramientas de IA en la preparación de preguntas vinculadas a explicaciones y artículos completos, así como traducciones.
Otra forma de hacer pruebas es este artículo que es el artículo gemelo de El futuro de la IA: Navegando por la Ley de la IA y su impacto en la transición energética. La parte del contenido del artículo que resume los temas clave de la Ley de IA y explora su impacto en la oferta y la demanda está generada principalmente por IA. Para este artículo hemos utilizado ChatGPT4.o. El punto de partida para ambos fue el mismo prompt. Así que, por supuesto, estoy deseando saber cuál le parece mejor (y por qué). No dudes en escribirme a mi correo electrónico.
Fuentes: