Casos Prácticos

Indicadores y factores comunes que ayudan a determinar el impacto de los proyectos de la UE que promueven la eficiencia energética

16 junio 2021 por Alexander Kauffmann
Indicadores y factores comunes que ayudan a determinar el impacto de los proyectos de la UE que promueven la eficiencia energética

Resumen

El estudio sobre 41 proyectos de eficiencia energética financiados por la UE en toda Europa analizó el ahorro de energía primaria, el ahorro de gases de efecto invernadero, las inversiones realizadas, los actores del mercado con mayores competencias en materia de energía y la energía renovable generada. Los proyectos recibieron 58,5 millones de euros de financiación de los programas de la UE Energía Inteligente para Europa II (EIE-II) y Horizonte 2020 (H2020) para centrarse en el aumento de la eficiencia energética en las empresas de la UE. El equipo de estudio encontró incoherencias en la forma en que los proyectos informaban de sus indicadores clave de rendimiento, si es que lo hacían. Para solucionarlo, el equipo de estudio llevó a cabo un análisis exhaustivo de los cálculos de los proyectos y los reestructuró. La metodología de reestimación se desarrolló de forma que fuera lo suficientemente flexible como para ajustarse a los cálculos de la mayoría de los proyectos. Y pudo identificar una serie de factores comunes que pueden trasladarse a futuros análisis y estimaciones de impacto. Se observó que las auditorías condujeron a un mayor porcentaje de la tasa de ahorro de energía lograda a través de diferentes actividades. y. los proyectos se basaron más en actividades relacionadas con el desarrollo de capacidades.

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Indicadores y factores comunes que ayudan a determinar el impacto de los proyectos de la UE que promueven la eficiencia energética

Un estudio sobre 41 proyectos de eficiencia energética financiados por la UE en toda Europa analizó el ahorro de energía primaria, el ahorro de gases de efecto invernadero (GEI), las inversiones realizadas, los actores del mercado con mayores competencias en materia de energía y la energía renovable generada.

 

Los proyectos recibieron 58,5 millones de euros de financiación de los programas de la UE Energía Inteligente para Europa II (EIE-II) y Horizonte 2020 (H2020) para centrarse en el aumento de la eficiencia energética en las empresas de la UE, y han dado lugar a 500 millones de euros de inversión en las organizaciones que participaron y al ahorro de 3,5TWh al año de energía primaria, así como a una reducción de 1,1 MtCO2/año de GEI.

 

El estudio fue realizado por Ricardo, una consultora global de ingeniería, medio ambiente y estrategia, para CINEA, la Agencia Ejecutiva Europea de Clima, Infraestructuras y Medio Ambiente.

 

La eficiencia energética en la industria tiene un papel clave para que la UE alcance sus objetivos climáticos de 2030 y 2050 y cumpla sus objetivos en el marco del Acuerdo de París. Cada uno de los 41 proyectos fue evaluado individualmente, y los impactos (fiables y aceptables solamente) se totalizaron en toda la cartera. Los resultados muestran el impacto de realizar cambios en las organizaciones y la diferencia que pueden suponer para que todos alcancemos nuestro objetivo común de reducir las emisiones.

 

Una de las principales herramientas para medir el éxito de un proyecto, y para identificar cómo las actividades del proyecto se tradujeron en impactos reales en términos de reducción del consumo de energía de la empresa y de las emisiones de GEI, son los indicadores clave de rendimiento (KPI). El equipo de revisión encontró incoherencias en la forma en que los proyectos informaban de sus KPI, si es que lo hacían. Esto dificultó la identificación de lo que iba bien y lo que podía mejorarse. Para solucionar esto, el equipo de estudio realizó un análisis exhaustivo de los cálculos de los proyectos y los reestructuró utilizando las aportaciones de las entrevistas con las partes interesadas, los indicadores comunes y las fuentes bibliográficas.

 

Como primer paso, se trazaron las actividades, los resultados y los logros de cada uno de los 41 proyectos para garantizar una comprensión exhaustiva de cada uno de ellos. A continuación, se evaluaron los pasos de cálculo de los proyectos y los supuestos que conducían a los KPI para identificar las lagunas de datos y los pasos que podían mejorarse. A partir de esta evaluación, se asignó a cada paso y al KPI global una calificación de "fiable", "aceptable" o "incierto".

 

Para permitir una reestimación homogénea de los KPI en todos los proyectos, se utilizó un enfoque y un formato estandarizados. Para ello, se desglosó la información y los pasos de cálculo realizados por los proyectos, cuando fue necesario. Gracias a este enfoque, se elaboró un catálogo de pasos, métodos e hipótesis comunes utilizados. Esto permitió identificar los factores comunes que se habían aplicado a los indicadores clave de rendimiento comunicados por los proyectos.

 

La metodología de reestimación se desarrolló de forma que fuera lo suficientemente flexible como para adaptarse a los cálculos de la mayoría de los proyectos y para que fuera comparable entre ellos. Este enfoque se debe principalmente a la gran variedad de enfoques adoptados por los proyectos en sus cálculos y también a los diferentes tipos y cantidades de información disponibles sobre los impactos de los proyectos.

 

En los casos en los que los KPI ya se consideraban fiables, se reestructuró el cálculo para adaptarlo al formato normalizado. En los casos en los que los KPI no se comunicaban o se comunicaban con falta de supuestos y pasos, el enfoque normalizado permitió al equipo de estudio estimar los impactos o KPI generados por una actividad para cada proyecto. Por ejemplo, cuánta energía se ahorró como resultado de una auditoría energética. Utilizar la misma metodología de cálculo armonizada en todos los proyectos permitió comparar mejor los impactos.

 

Los valores de la literatura y las entrevistas se utilizaron para llenar las lagunas de datos, mejorar la comprensión de los cálculos de impacto de los proyectos, identificar otros impactos de los proyectos y establecer hasta qué punto los impactos de los proyectos completados se habían mantenido y reproducido. Las entrevistas, realizadas principalmente con los coordinadores y socios de los proyectos, facilitaron la comprensión de las actividades realizadas y los retos a los que se enfrentó cada proyecto, así como cualquier impacto duradero que se extendiera más allá de la vida del proyecto.

 

El proceso de reestimación permitió al equipo de estudio identificar una serie de factores comunes que pueden trasladarse a futuros análisis y estimaciones de impacto. El hallazgo más significativo fue la tasa de ahorro energético conseguida a través de las diferentes actividades. Una auditoría media llevada a cabo por los proyectos supuso un 4,5% de ahorro energético para las empresas participantes, mientras que las actividades de desarrollo de capacidades y las herramientas o puntos de referencia supusieron un 4,1% y un 3,2%, respectivamente. Además, un análisis más detallado de las más de 3.500 auditorías realizadas mostró que una auditoría media identificó un 18% de ahorro energético potencial. Por término medio, las empresas aplicaron el 25% de esas medidas de ahorro energético potencial.

 

Además, el enfoque adoptado permitió al equipo de estudio desglosar los datos recogidos y los indicadores clave de rendimiento por tipo de acción o actividad que condujo al impacto respectivo. Las diferencias identificadas fueron que los ahorros energéticos de los proyectos EIE-II se basaron más en actividades relacionadas con el desarrollo de capacidades, mientras que los proyectos H2020 se basaron más en actividades relacionadas con las auditorías. Al comparar el impacto de las actividades durante y después de la vida del proyecto, se observó que las auditorías generaron un mayor porcentaje de ahorro energético durante el tiempo que duró el proyecto (en muchos proyectos, se realizó un número importante de auditorías durante la vida del proyecto y relativamente pocas después), mientras que las actividades de creación de capacidades y las herramientas/comparaciones tuvieron efectos después de la vida del proyecto. Las herramientas y la evaluación comparativa son más pertinentes para los proyectos que se centran en un solo sector, en comparación con los proyectos que adoptan un enfoque intersectorial.

 

Los retos encontrados en la realización y posterior evaluación de estos proyectos incluyeron la participación de las PYME, la recopilación y calidad de los datos, las lagunas identificadas en los informes de los proyectos, sobre todo en el caso de los proyectos más antiguos, en los que era menos probable que se pudieran realizar entrevistas para cubrir dichas lagunas, y las lagunas de información con respecto a los beneficios no económicos de las mejoras de la eficiencia energética. Por lo tanto, el estudio trató de reunir recomendaciones no sólo para abordar estos desafíos en futuros programas, sino también para permitir evaluaciones de mayor calidad de estos programas. Proporcionar una plantilla o formato estandarizado para presentar la cadena de impacto, desde la actividad o acción hasta el impacto, podría proporcionar una mayor seguridad respecto a cómo se estimaron los impactos y qué diferencia a un proyecto de otro.

 

Está claro que el apoyo continuo a través de los programas financiados sigue siendo necesario para garantizar que se siga avanzando en el ámbito de la eficiencia energética para la industria y los servicios en la UE, al igual que destacar los beneficios logrados por los proyectos individuales a través de campañas de comunicación. Fomentar las sinergias con otros fondos y programas de la UE para hacer un seguimiento de la aplicación real de las medidas de ahorro energético recomendadas a nivel de proyecto aportaría pruebas mucho más concretas de los impactos de estos proyectos, y las pruebas necesarias para compartir los éxitos e influir en otras PYME europeas para que se tomen en serio la eficiencia energética y realicen cambios. Los proyectos de actividades de coordinación y apoyo centrados en la promoción de mejoras de la eficiencia energética dentro de las PYME tienen evidentemente importantes contribuciones que hacer hacia los objetivos de 2030 y 2050, aunque sigue habiendo una gran brecha para alcanzar dichos objetivos.

 

Esta evaluación fue realizada por Ricardo PLC, una consultora global de ingeniería, medio ambiente y estrategia para CINEA, la Agencia Ejecutiva Europea de Clima, Infraestructura y Medio Ambiente. El informe completo puede consultarse aquí.

 


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